Conoces a alguien que te hace sentir especial, su mirada es diferente, sus manos. Empiezas a buscar su compañía, te gusta su conversación. Cada vez estáis más unidos, empieza una relación.
Al principio todo es bonito, muchas dudas y temores, pero todo queda resuelto con una sonrisa o un pequeño detalle. Según pasa el tiempo, y se va consolidando la relación, empiezas a necesitar algo más que sonrisas; la comunicación verbal se va haciendo más necesaria, esa mirada sigue gustando, pero necesitas también una opinión.
"Es que mi pareja no habla", "Según él (o ella) todo está bien, no hace falta hablar de nada", son frases llenas de preocupación, muy habituales de escuchar hoy día.
¿Tan difícil es hablar con tu pareja?. En ocasiones, el trabajo, salir con los amigos, la familia, tener que ocuparnos de esto y aquello, nos tiene todo el tiempo sin parar un momento. Y van pasando los días sin tener un rato de intimidad con nuestra pareja.
¿Será realmente, que los dos estamos muy ocupados?, ¿será que estamos evitando hablarnos por algún problema?. Mil fantasmas pasean por la cabeza del más sensible de los dos.
Lo cierto es que con el ritmo de vida que llevamos, corriendo a todas partes, con la sensación de llegar tarde, podemos olvidarnos de disfrutar de las pequeñas cosas, piropear a nuestra pareja por sus cualidades o simplemente por el buen aspecto que tiene hoy.
Sin embargo, no nos olvidamos nunca de los reproches, cuando tenemos una queja, no tardamos en soltarla: "Ya no te gusta salir como antes", "Últimamente estás muy cansada", "Todo el día estás con el móvil”.
El resultado que llega a nuestros oídos es, demasiados reproches y escasas alabanzas: "se queja de mí todo el tiempo, ya no le gusto como antes". Además, si uno está especialmente sensible, por cualquier motivo, empieza a generalizar, y cuando su pareja dice "últimamente estás muy cansada(o)", a uno no le llega preocupación e interés por el propio estado de salud, sino "me está diciendo que ahora soy un aburrido(a)", "Se está cansando de mí" o ideas parecidas, por supuesto, siempre negativas.
La respuesta no se hace esperar, desánimo, tristeza, susceptibilidad, mal humor, nervios, broncas... Pero... ¿qué nos ha pasado?
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CUIDAR DE TU PAREJA
Cuántas riñas empiezan de la manera más tonta y sin que aparentemente exista un problema grave. Un gesto de uno de los miembros de la pareja, el más sencillo e inocente puede ser interpretado por el otro de la peor manera posible, y ya está montada, que si el respeto, que si yo pensaba que si tú creías, suposiciones que no son ciertas, susceptibilidades heridas, el qué dirán.... Lo que empieza siendo una pequeña manía va erosionando la relación poco a poco ¿Qué podemos hacer?:
- Potenciar el respeto mutuo, conociendo realmente a nuestra pareja y aceptándola como es. En ocasiones, sobre todo al principio de la relación, se idealiza a la persona que tenemos a nuestro lado, imaginando que tiene las cualidades y defectos que a nosotros nos gustaría que tuviese, lo que suele conducir a decepciones y sorpresas que no nos explicamos, cuando él o ella simplemente se comportan como son. Conviene hacer un esfuerzo por conocer a quien tenemos a nuestro lado, para saber si nos gusta o no, y decidir si merece la pena continuar con esa persona o no.
- Hablar con tu pareja de la manera más clara y concreta posible. En ocasiones esperamos que él o ella adivine nuestros deseos, pensando que si lo hace es una muestra clara de su amor, y que si no es capaz de saber lo que queremos en cada momento, entonces no es la persona tan maravillosa que pensábamos al principio, o que la relación ya no es como antes o que algo está fallando...Pensamientos de este tipo, todos ellos sin fundamento, rondan por nuestra cabeza haciéndonos sentir fatal.
- Reconocer los propios fallos y saber pedir perdón. En una famosa película he oído aquello de "amar es no decir nunca lo siento", muy bonito, muy romántico sí, pero poco práctico a la hora de convivir cotidianamente con ese amor.
- Ser tolerante con los errores del otro.
- Iniciar y sugerir relaciones sexuales. En la mentalidad de muchas personas, permanece la idea de que es el otro quien debe tomar siempre la iniciativa, o que hay que hacerse de rogar para que lo valore más. Mantener este tipo de actitud con nuestra pareja, puede dar lugar a numerosos problemas.
- Alabar, de vez en cuando, las cosas buenas que tiene nuestra pareja. Habitualmente damos por hecho que lo bueno es lo normal y no decimos nada, sin embargo, ante los defectos sí nos quejamos. Después de un tiempo manteniendo esta dinámica podría parecer que no nos gusta nada de nuestra pareja, o que solo le encontramos cosas negativas.
- Escuchar sus preocupaciones, haciéndole sentir que aquello que nos está contando es para nosotros lo más importante del mundo.
- Cuidado con la ironía. El humor es un gran aliado si se utiliza para compartir un buen momento con alguien, pero si se utiliza para molestar al otro se entra en un círculo de agresividad que es difícil romper.
- No confundir nunca sinceridad con grosería, todo se puede y debe decir, pero cuidado con las formas. Al hablar debemos intentar que nuestra pareja entienda nuestra postura, la intención no debe ser humillar ni dejar a nadie en ridículo.
- Al discutir sobre un tema, centrarse en ese tema hasta que quede aclarado, no aprovechar la ocasión para sacar a relucir viejos reproches.
La mayoría de estas sugerencias son de sentido común, por tanto fáciles de entender y fáciles de olvidar, la clave está en practicar y practicar, nunca tirar la toalla. Cuando la mejora de la calidad de vida está en juego, todo esfuerzo compensa.
Silvia Bautista. Psicóloga. Collado Villalba. Madrid.
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CONCILIACIÓN
Y CORRESPONSABILIDAD
Vemos, hoy en día que las comidas se hacen mayoritariamente fuera de casa, pero las cenas sí se hacen en el hogar. Sin embargo, sabemos que muchos niños y adolescentes cenan solos. Cuando la cena puede ser ese momento de familia en el que estamos todos juntos y podemos compartir cómo ha sido el día, qué cosas nos han pasado…Llegamos tarde a casa y tan cansados que no compartimos, no educamos y vamos perdiendo oportunidades. Educar requiere tiempo y hay que estar ahí.
La conciliación entre la vida familiar, laboral y personal beneficia a todos. Elaborar planes de conciliación y corresponsabilidad es un asunto que nos incumbe a todos.
La conciliación y la corresponsabilidad son clave en las familias y su no existencia perpetúa los estereotipos que nos perjudican en especial a las mujeres. Parece que el tiempo de las mujeres es flexible y sin embargo el de los hombres es un tiempo estático que se reparte entre el trabajo y los hobbies. Reajustar este asunto ayuda a tener una relación honesta con tu pareja.
Acabar con la infravaloración de las tareas que tradicionalmente realizaban las mujeres. A veces, la conciliación parece una trampa para las mujeres que ven duplicada su jornada al suponer que preparar la cena, los baños de los niños, y adelantar la plancha al finalizar la jornada laboral, no tiene importancia ninguna.
Debe existir garantía de descanso para todos. Necesitamos cambios culturales, normativos y sociales. Avanzar en la igualdad de oportunidades para hombres y mujeres.
Reparto de responsabilidades. Que las parejas compartan de manera efectiva el cuidado de los hijos. Sin ser conscientes repetimos los estereotipos de género.
1+1 siempre son dos. Y el orden de los factores no altera el producto. Pero en pareja no siempre es así. El resultado que conseguimos no es el esperado.
Relaciones basadas en el respeto, no se trata de ayudar, se trata de compartir, de asumir la corresponsabilidad. En las empresas compartimos, pero al llegar a casa no lo hacemos. Se actúa con ejemplos y conductas observables. Luchemos contra la imagen de los señores viendo la televisión mientras ellas cuidan de los bebés o pasan la aspiradora.
La incorporación de la mujer al mundo laboral es una historia de éxito. Aunque sigue existiendo desigualdad al asumir responsabilidades entre hombres y mujeres en las tareas domésticas y cuidado de los hijos. Asumimos más excedencias por cuidado de mayores.
Los hombres tienen que asumir nuevos roles y las mujeres tienen que ceder en esas tareas. Los hombres están perfectamente capacitados para hablar con el profesor de sus hijos, acompañarlos al médico o poner una lavadora. Y las mujeres debemos confiar en esa capacidad, para no perder talento como equipo.
No queda otro camino. La satisfacción en las parejas será mayor, el índice de natalidad será el deseado por hombres y mujeres. Cada uno ha de pensar cual es el granito de arena que podemos añadir a este proyecto. El proyecto de una igualdad real.
El siglo XXI ha de ser recordado como el siglo en el que se consiguió la corresponsabilidad plena en la sociedad. Corresponsabilidad tiene que ver con respeto, con igualdad. Y no puede ser de otra forma, porque no es justo que un 50% de la población viva por encima del otro 50%.
En el debate de la corresponsabilidad estamos todos implicados. Promover corresponsabilidad es promover igualdad y promover el talento. La igualdad fomenta el rendimiento, fomenta la satisfacción, aumenta el compromiso. Son cosas de sentido común, pero de momento no ocurre. Sería fantástico no tener que hablar de esto, pero esa no es la realidad hoy.
Las españolas dedican dos horas diarias al hogar más que los hombres. Y la carga mental que soportan un 71% de las mujeres frente al 12% de los hombres por no existir corresponsabilidad.
Las españolas no tienen más hijos porque no pueden ocuparse de ellos al no existir no corresponsabilidad ni conciliación. La natalidad del país se está viendo afectada por este tema
Baja natalidad, aumento de familias monoparentales y aumento de personas solteras como consecuencia de la falta de corresponsabilidad.
El 22 de marzo, en la II Jornada de Testimonios por la Conciliación y la Corresponsabilidad, organizada por la Comunidad de Madrid con el apoyo de ARHOE-Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles se firmó el siguiente manifiesto.
Manifiesto por la Conciliación y la Corresponsabilidad:
1. La conciliación de la vida laboral, familiar y personal debe entenderse como un derecho de las personas, hombres y mujeres, los 365 días del año.
2. La modificación de los roles tradicionales de mujeres y hombres, respecto a
su implicación en la familia, el hogar y el trabajo, se hace imprescindible
para construir una nueva organización del sistema social y económico, donde
mujeres y hombres puedan hacer compatibles las diferentes facetas de su vida:
el empleo, la familia, el ocio y el tiempo personal.
3. Las medidas de conciliación y la corresponsabilidad social contribuyen, por
tanto, a la igualdad efectiva entre mujeres y hombres.
4. La conciliación de la vida familiar, laboral y personal permite construir
una sociedad basada en la calidad de vida de las personas trabajadoras, mejora
la competitividad empresarial y el rendimiento económico.
5. Las medidas de racionalización y flexibilidad de los tiempos y espacios de
trabajo son una de las herramientas de gestión de los recursos humanos más
efectivas para promover la conciliación y la corresponsabilidad.
6. Conciliar no es trabajar menos, sino trabajar mejor. Una plantilla motivada
genera un buen clima laboral y bienestar en los y las trabajadores/as, mayor
rendimiento y repercute positivamente en los resultados empresariales.
7. Las políticas de racionalización de horarios que conducen a la conciliación
y a la igualdad entre la mujer y el hombre permiten elevar la productividad y
mejoran la imagen de las empresas.
8. Es necesario trabajar en casa la idea de «equipo familiar», ya que las
responsabilidades familiares y domésticas entre hombres y mujeres son tarea de
todos/as.
9. Se hace imprescindible incorporar en la negociación colectiva estrategias
que permitan la conciliación de la vida familiar, laboral y personal.
10. La Administración y las empresas deben impulsar medidas para acabar con la
brecha salarial de género.
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