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Publicado: 2 de Octubre de 2021
Piensa en una persona mayor que sea o haya sido importante en tu vida. Describe con detalle a esa persona en tu mente. Cómo es, qué cosas le gustan, qué cosas hace, cómo se siente, qué comparte contigo, cómo te hace sentir.
Ahora piensa en ti. Visualiza en tu interior una imagen de cómo serás cuando seas mayor. Con los ojos cerrados, obsérvate por un momento. Descríbete con el mayor número de detalles: el color de tu pelo, el tacto de tu piel, tu olor, cosas que te continúan gustando, cosas nuevas que haces… Piensa en las cosas que puedes hacer y las cosas que antes hacías. Sé que es difícil, pero inténtalo, analiza cómo te sientes, cómo afrontas esas cosas que ya no puedes hacer y cómo disfrutas de las que continúas haciendo.
Esta actividad pretende fomentar la empatía de la familia hacia la persona mayor y de ésta hacia su familia. Ponerse en el lugar del otro y ver cómo la preocupación por el bienestar de una persona puede llevar al resto de la familia a tratarla de forma infantilizada, coartar su autonomía y ser un obstáculo para el envejecimiento saludable.
Busquemos reducir el empleo de conductas paternalistas o sobreprotectoras y promover en su lugar el respeto y la autonomía, tal como nos gustará recibir más adelante. La persona mayor tiene capacidad para elegir y decidir sobre su vida. Cuando la capacidad cognitiva lo permite, es un derecho de cualquier persona.
Silvia Bautista. Psicóloga. Collado Villalba. Madrid.