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Publicado: 3 de Noviembre de 2019
Al principio todo iba bien, pero
de pronto él empezó a ponerse enfadadísimo. Golpeaba papeleras, daba puñetazos
a las paredes. Luego me explicaba que era por cosas que yo hacía, o por cosas
que yo decía, que si yo no hiciera eso él no se pondría así.
“Yo vivía en un estado de tensión constante” “Yo quería complacer a Juan, pero con el paso del tiempo él parecía querer cambiar tantas cosas de mí, que no estaba segura de poder recordar quien era yo”
¿Qué te ocurre? ¿Eres idiota o qué? ¿cómo te pones esa ropa? ¿No ves que vas como un cuadro? ¡Para ya de parlotear, calladita estás más guapa! Qué suerte tienes de lo bueno que soy contigo.
Y las dudas de ella: Cuándo aprenderé a no meter la pata. En qué me equivoqué, debería ser más atenta, hacer las cosas mejor, debería perdonar, probablemente esté estresado, debo ser más paciente, la gente no nace mala, ¿seré yo? … ¿dónde está el problema?.
Una vez que la persona se siente insegura… es un pozo sin fondo.
Con la sensación de estar siempre cayendo, a punto de perder la cordura, tratando de comprender lo incomprensible… Sin Juan en la casa se respiraba tranquilidad.
No te abandones a ti misma. Se puede vivir de una manera tranquila, con paz. De la violencia se sale.
Silvia Bautista. Psicóloga. Collado Villalba. Madrid.