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Publicado: 8 de Diciembre de 2019
Cuenta la leyenda que Tristeza y Enfado fueron a darse un baño, en un bonito lago rodeado de grandes montañas. El sitio era precioso, pero Enfado enseguida se incomodó y quiso marcharse. Ya estaba cansado de tanto baño, tanto paisaje y tanta tontería. Todo aquello le parecía una pérdida de tiempo. Al salir del agua, se vistió a toda prisa con lo primero que encontró a su paso, la ropa de Tristeza. Al momento se dio cuenta de que aquella indumentaria no era la suya. Pero Enfado no tenía ganas de volver, ni para cambiarse de ropa ni para nada, ya tenía hartazgo de aquel sitio tan bucólico y no quería permanecer allí ni un minuto más.
Al rato Tristeza salió del lago, cuando fue a vestirse no encontró su ropa sino la de Enfado. Ya que no había otra cosa, se vistió con aquellas prendas. Se lamentó de su suerte porque no iba muy cómoda así vestida, pero continuó su camino de regreso.
A partir de entonces, si miramos desde lejos, podemos confundir a Tristeza con Enfado o a Enfado con Tristeza. Solo si nos acercamos a mirar algo más de cerca podremos distinguir.
Silvia Bautista. Psicóloga. Collado Villalba. Madrid.