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Publicado: 13 de Marzo de 2021
TODO CAMBIA
Hace un rato, leyendo a J.A. Ríos, recordaba que familia y pareja son sistemas vivos que van desarrollándose a lo largo de etapas bien definidas. Como en el crecimiento del ser humano, no hay un progreso lineal. Hay altibajos, hay momentos de plenitud y situaciones de descenso. Ninguna de ellas, por sí mismas, son anómalas. Siempre contienen un verdadero avance.
Nadie juzga como anormal la vacilación de la infancia, la explosión en la adolescencia, la rebeldía de la juventud, el desasosiego de la madurez o la inestabilidad del anciano.
Las distintas fases evolutivas están cargadas de riqueza, aunque a veces se hable de ellas como “etapas críticas” “fases difíciles” … El drama de las etapas evolutivas está en que a la persona que las atraviesa se le trata como si estuviera en la etapa inmediatamente anterior y se le exige como si estuviera en la siguiente.
Las etapas evolutivas del individuo tienen su paralelismo en los ciclos vitales de la familia y la pareja. Unas y otros pueden vivirse como hecatombes, casi ruinas, como amenazas permanentes que paralizan el crecimiento. Pero pueden verse también como oportunidades, momentos propicios, ventanas al cambio. Todo depende de la actitud que se adopte ante estas coyunturas que no tienen por qué afectar a la estructura interna de la persona, pareja o familia.
Silvia Bautista. Psicóloga. Collado Villalba. Madrid.