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Publicado: 8 de Enero de 2023
Las costumbres familiares tienen algo de solidez inamovible, son huellas en nosotros. Y muchos vivimos estos días navideños, casi de la misma manera, recordando agradecidos viejas sensaciones. Cómo son tus padres y tus abuelos, qué ropa llevan, cómo se expresan, o qué tipo de comida hay sobre de la mesa son recuerdos entrañables.
Algunas costumbres parecen existir para perpetuarse, sin embargo, el mundo no para de cambiar. Las ideas nuevas se abren paso de manera suave, a veces con recelo. Y de repente nos toca experimentar situaciones que quizá no nos habíamos planteado.
¿Cuáles de las costumbres que has vivido colisionan de forma brusca con lo nuevo? Nuestra mochila vivencial nos carga con hábitos y recuerdos que afloran y siguen determinando la forma de vida que llevamos y acabamos repitiendo cosas.
Os invito al esfuerzo de la propia reflexión. A veces las fórmulas más sencillas permiten avances espectaculares que se adoptan sin imposición ninguna. Pero sucede que lo sencillo se nos escapa entre los dedos. Hasta que damos con la respuesta espontánea que es una mezcla de lo de antes y lo de ahora. Una respuesta actual conciliadora con las formas que, inevitablemente, hemos heredado de nuestros padres.
Y podemos volver a empezar, llenos de ilusión en un paisaje diferente.
Silvia Bautista. Psicóloga. Collado Villalba. Madrid.