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Publicado: 3 de Mayo de 2020
Por fin podemos salir, al menos, un poco. En estos primeros paseos estamos como niños, disfrutando los colores de la primavera y la sensación tan agradable de moverse, de estar al aire libre. Yo os confieso que me encanta pasear por todas partes. Cerca de casa, lejos, por la montaña, la ciudad, la playa, un pueblito pequeño… todo despierta mi curiosidad, todo me gusta. Y estos días de confinamiento, me han costado un poquito.
Gracias a la resiliencia, la capacidad que todos tenemos de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponernos, hemos dado un giro completo a nuestra vida. Quien nos iba a decir a nosotros, los de la prisa permanente, los del miedo a parar, que íbamos a quedar confinados en casa, priorizando nuestra salud y la de los nuestros. Menuda lección nos ha presentado la vida.
Hay quien dice que cuando esto termine nada cambiará, porque el hombre no sabe escuchar. Yo creo que muchas cosas han cambiado. Muchos, demasiados, nos han dejado, cambiándolo todo. La tristeza profunda, el sabor amargo no puede ser el final. Quiero hacer un brindis por la vida, por la buena vida, evocando la sensación que uno tiene cuando está con personas especiales. Esa sensación de tranquilidad que saben generar, como si nada pudiera ir mal estando con ellos.
Silvia Bautista. Psicóloga. Collado Villalba. Madrid.