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Publicado: 26 de Septiembre de 2021
Para la mayoría de las personas, tener una casa es el mayor esfuerzo económico de su vida. Comprarla, reformarla, adquirir muebles… poco a poco, ponerla bonita y acogedora para vivir en ella con tu familia. Durante mucho tiempo, la mayoría de las personas sacrifican otros placeres, incluso necesidades para poder cuidar de su vivienda.
Cuando ves que la lava destruye todo ese esfuerzo, todo ese sacrificio, no es raro escuchar: “El volcán nos ha enseñado que no hay que meterlo todo en una casa”. Pero todos necesitamos una vivienda. El techo, la comida, y personas a quien querer son necesidades básicas.
Qué difícil escoger qué me llevo de mi casa cuando me dicen que seguramente nunca pueda volver a ella. Los muebles, toallas, platos, las fotos, ropa, juguetes, los libros del colegio apenas estrenados … ¿Qué te llevas? Decidir esto en medio del shock no es fácil. A pesar de la información que rodea el desarrollo de este volcán la parálisis nos sobrecoge cuando nos dicen que podemos perder para siempre nuestra casa.
En momentos así, la sensibilidad de nuestras familias y amigos son un soporte fundamental. La solidaridad nos ayuda a llorar la rabia, a mirar la incertidumbre de cara cuando el presente es tan angustioso.
Pensar en las personas que nos quieren puede ser un motor para empezar a reconstruir con esperanza una nueva vida. Ya se oyen frases del estilo “Voy a seguir luchando por ellos, para que esto no marque sus vidas”
Todo mi cariño y mucha fuerza para esas personas que se ven en esta situación de tener que volver a empezar.
Silvia Bautista. Psicóloga. Collado Villalba. Madrid.