/photos/449/449316975/1618137074869.png)
Publicado: 11 de Abril de 2021
“Un ratito con papá” “Este es mi abuelo” “Nuestro pequeño mundo” “Mi profe y yo” “El principito” “Alicia en el país de las maravillas” “Viajando con mamá” “Como antes” “El mundo más bonito” “Historias de ratones” “Caperucita y la abuela feroz” … Tantos y tantos cuentos llenan las bibliotecas y librerías, convirtiéndose en lugares llenos de magia, de aventuras, de historias lejanas y cercanas que podemos conocer.
Con los cuentos averiguamos lo que sucedió a quien y por qué. Tienen un comienzo y un final. Un orden que a veces no está tan claro en lo que nos está sucediendo en la vida.
Por ello, los cuentos tienen un poder terapéutico que reside en el empleo de metáforas, representaciones que nos animan a realizar una profunda reflexión. El lenguaje simbólico que se emplea en los cuentos y leyendas, puede ayudar a transformar los pensamientos limitantes en otras formas de pensar más útiles para el bienestar y tiene la capacidad de ayudarnos a entender el proceso de razonamiento que ha llevado a que las personas actuemos de una manera y no de otra.
Los cuentos deberían formar parte de la vida de nuestros hijos desde que son bebés. Es fundamental que crezcan rodeados de ellos, que puedan manipularlos, verlos, leerlos y echar a volar su imaginación con cada aventura.
Silvia Bautista. Psicóloga. Collado Villalba. Madrid.