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Publicado: 28 de Abril de 2019
Cuando se presenta un impulso, un deseo, y la persona no es capaz de satisfacerlo por diferentes motivos, aparece la frustración.
Muchos problemas vienen del mundo de las frustraciones. Pueden desencadenar en las personas comportamientos agresivos hacia el exterior. Por ejemplo, irritabilidad excesiva, perder los nervios con facilidad por cuestiones mínimas, ser demasiado intransigente con otros, gritos constantes, etc. Pueden llegar a convertise en personas con grandes dificultades para relacionarse con los demás.
Las frustraciones, también pueden desencadenar comportamientos agresivos hacia el interior, es decir, se echan la culpa a sí mismos de las cosas negativas que le ocurren, disminuye su autoestima y su capacidad para ilusionarse con proyectos nuevos, exigiéndose a sí mismos un perfeccionismo poco realista que va transformando al individuo en un ser autodestructivo.
A lo largo de nuestra vida todos sufrimos decepciones, es un proceso completamente normal y nos sirve para madurar, para aprender de esas experiencias negativas, y ser en adelante más flexibles, más tolerantes o más prudentes. La auténtica madurez se consigue cuando asumimos nuestras limitaciones. Cuando sabemos convivir con las frustraciones producidas ante acontecimientos insuperables, sabiendo en todo momento que no somos dioses ni superhombres.
Silvia Bautista. Psicóloga. Collado Villalba. Madrid.