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Publicado: 24 de Febrero de 2019
Tantas cosas por hacer cada día y todas importantes. Preparar comidas, ocuparse de la ropa de todos, comprar, limpiar, reparar aquello que se estropeó, acompañar a los niños al cole, a sus extraescolares, facilitar que se hagan los deberes, revisiones médicas, urgencias, una vez al año la declaración de hacienda, dos veces al año el cambio de armarios, el coche al taller … ¡Ah sí! Y trabajar, casi me olvido de esas ocho horas mínimo por día dedicadas a ganarse el sustento. ¡Caray! Parece una tarea ardua, pero todos salimos adelante.
¿Cuál será la clave? Creo que hay varias. Una es el deseo de salir adelante, el instinto de cuidar de los tuyos por amor. Pero con tantas tareas que atender, conviene organizarse para cuidar ese amor con serenidad. Porque yo puedo decir que quiero mucho a mi bebé, pero si no le preparo su comida, o no le doy su bañito cada noche porque “es que creía que lo iba a hacer fulanito” pero “fulanito contaba con que lo harías tú”, no sé bien qué clase de amor es ese.
Pienso que el trabajo en equipo es la herramienta que utilizan las mejores familias. Reparten el trabajo de manera equitativa entre todos los miembros del sistema familiar, consideran que todas las personas del equipo son necesarias y todos aportan lo que pueden. Lógicamente los adultos asumen la ejecución de más tareas y la planificación. Pero todos sienten su importancia en la familia, aportan sus ideas y su trabajo, son tenidos en cuenta. Y con esta costumbre de implicarse donde están, de aportar a los demás, se incorporan a la sociedad, a la vida adulta. Todo un lujo de familias.
Silvia Bautista. Psicóloga. Collado Villalba. Madrid.