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Publicado: 27 de Diciembre de 2019
Jugar con ellos es el método más fácil de transmitir valores y formas de comportamiento. Aprenden a adaptarse a unas normas específicas para cada juego, a esperar su turno, a participar, a escuchar a los demás, a concentrarse. El juego es un escenario de comprensión y comunicación que potencia el aprendizaje espontaneo del niño, aumenta la imaginación, la tolerancia a la frustración y la felicidad compartida. Todos recordamos haberlo pasado fenomenal jugando cuando éramos niños, no existía el tiempo ni el estrés, aquel rato era el más importante del mundo, el centro de todo. Y la sensación, después de pasar toda la tarde jugando, era sencillamente genial.
A través del juego los niños practican sus habilidades sociales, aprenden a controlarse, a influir en los otros, a reconocer emociones propias y ajenas. Es un escenario donde pueden practicar las habilidades que necesitan para ir creciendo. Facilitemos ese espacio en los niños y participemos con ellos de manera regular permitiendo que prueben y se equivoquen, que vean en nosotros un buen modelo de comportamiento, una guía a seguir.
Jugad con ellos al pilla-pilla, al escondite, a las cartas, al veo-veo… Recordemos que la atención y el tiempo real dedicado a nuestros hijos les ayuda a construir una buena imagen de sí mismos.
Silvia Bautista. Psicóloga. Collado Villalba. Madrid.