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Publicado: 7 de Julio de 2019
Es la habilidad que nos ayuda a reconocer nuestras emociones y las de los demás. Como cualquier habilidad se puede entrenar para mejorar.
Un buen motivo para querer entrenar esta habilidad es el impacto que tiene en la salud. Existe una relación significativa entre flexibilidad emocional y salud de la misma forma que entre rigidez emocional y enfermedad. Una persona que tiene adaptadas sus emociones a la situación será más saludable que una que siempre está triste o que siempre está contenta o sorprendida o enfadada… independientemente del contexto social.
La flexibilidad emocional nos habla de inteligencia y de salud. Aunque todos en alguna ocasión hemos deseado que nuestra vida fuese como esas playas paradisíacas que se muestran tranquilas en cientos de fotografías maravillosas, algo completamente calmado donde no se altera nada y lo que se altera es predecible de manera muy plácida, no es real. En la vida hay calma y tormentas, algunas muy fuertes. Y nuestro organismo está diseñado para responder de manera adaptativa a ambas situaciones.
No querer sentir una emoción puede conducirnos a no conocerla, desconfiar de ella y no aprender a utilizarla. Las emociones nunca son un problema. El problema es no saber cómo responder a ellas ni cómo aprovechar la información que nos aportan.
Silvia Bautista. Psicóloga. Collado Villalba. Madrid.