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Publicado: 19 de Junio de 2022
Una necesidad fundamental para los adolescentes es sentirse seguros en su familia. Para los hijos no solo es importante forjar una relación especial bidireccional con sus figuras de apego sino sentir que el conjunto de su sistema familiar es seguro.
El conflicto interparental puede ser una de las amenazas más potentes a la seguridad emocional de los hijos en la familia, especialmente cuando es destructivo, esto es, implica afecto negativo, descalificaciones, desacuerdos que no se resuelven, hostilidad o incluso agresión.
Cuando los adolescentes perciben una amenaza a su seguridad emocional ponen en marcha mecanismos para preservarla. O bien se muestran preocupados y responden inmediatamente a la situación de conflicto o, por el contrario, manifiestan su indiferencia, mostrando así lo que se conoce como desvinculación.
La desvinculación como estrategia para preservar la seguridad emocional consiste en que el adolescente da a entender, que su familia o lo que pase en ella no le importa.
El conflicto interparental destructivo, repercute en la reactividad emocional, cognitiva y conductual de los adolescentes de ambos sexos. Esta reactividad se relaciona con la autopercepción, de modo que a mayor conflicto y reactividad emocional, su autorrepresentación es más negativa. Se perciben más tristes, solitarios, enfadados y menos valiosos.
Algunos estudios han mostrado relación entre la intensidad, la frecuencia, la falta de acuerdos y la estabilidad del conflicto entre los padres con la menor seguridad de los adolescentes. Y se ha relacionado la la percepción de amenaza del conflicto entre los padres con la preocupación y la desvinculación de los hijos.
Silvia Bautista. Psicóloga. Collado Villalba. Madrid.