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Publicado: 11 de Abril de 2021
La relación que tenemos con nuestros progenitores es una realidad, de nuestra existencia, que nos acompaña desde que nacemos hasta que morimos. La relevancia que tiene esta relación, a lo largo de todo el ciclo vital es enorme. A veces hablamos de educación y nos olvidamos de esta parte relacional. Educar no es solo entregar información.
Todos los bebés están moldeados por la mirada de sus cuidadores, porque no tienen otra referencia. El bebé no tiene forma de saber que el humor cambiante de los demás, no depende de las cualidades del bebé, sino de las necesidades del otro. Imaginaos un bebé al cargo de unos cuidadores que atraviesan una enfermedad o una dificultad compleja de cualquier tipo. Parece evidente que criar a los hijos con seguridad en condiciones de estrés, es mucho más difícil.
Y a este niño lo conservamos a lo largo de toda nuestra vida. Podemos tener grandes desarrollos intelectuales, pero afectivamente dependemos de la mirada del otro. Escudriñamos al otro de manera automática, para ver si está alegre con nosotros, si está conforme, si está satisfecho.
La familia se ha de poder percibir como un lugar seguro en el que aprendemos cómo se resuelven los pequeños problemas y en el que somos amados tal como somos.
Silvia Bautista. Psicóloga. Collado Villalba. Madrid.