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Publicado: 2 de Junio de 2019
Es responsabilidad de los papás acompañar a sus hijos mientras crecen. Hacerlo de una manera protectora y honesta. Organizando el tiempo para poder cuidarles, organizando el espacio para que sientan que tienen un lugar, y organizando nuestras ideas para apoyarnos en ellas en medio del torbellino diario que existe cuando se tiene una familia.
De una manera protectora, porque ellos lo necesitan todo de nosotros para sobrevivir. Y honesta, porque cuando se hagan mayores buscarán entender los motivos por los que hicimos tal o cual cosa… Los postureos no valen con ellos, necesitan respuestas sinceras que será más fácil responder si nuestra implicación con ellos ha sido de corazón.
Es útil mirar nuestras ideas, para no caer en viejos tópicos como el autoritarismo parental, ese en el que los padres mandan y los hijos obedecen de manera sumisa. Casi esperando de ellos pequeños esclavos que hagan lo que nosotros no queremos hacer. O pasarnos al otro extremo el de la sobreprotección, donde somos los padres quienes hacemos todo por ellos, sin implicarles a ellos en su desarrollo, en su capacidad de hacer cosas poco a poco e ir aprendiendo a cuidar de sí mismos, a sentirse parte activa de la vida, no meros receptores de cosas y atenciones.
Si les hacemos todo, no fomentaremos su autonomía y les restaremos su seguridad en sí mismos. Si les imponemos todo tampoco les aportamos seguridad.
Por eso hay que parar, respirar y pensar. Para poder cuidarles teniendo en cuenta el momento vital en el que se encuentran nuestros peques y su estilo particular. No todos los niños son iguales. Pero todos tienen derecho a crecer aprendiendo, a crecer sintiéndose valiosos, capaces de hacer cosas. Y está en nuestra mano facilitar ese aprendizaje.
Silvia Bautista. Psicóloga. Collado Villalba. Madrid.