/photos/449/449316975/6f2aae90f459454f95bba626e41b5390.jpg)
Publicado: 10 de Febrero de 2019
Parece evidente, pero no siempre es así. Muchas cosas se ponen por medio al transmitir amor a los nuestros. Las prisas, los mil quehaceres diarios, las preocupaciones, el cansancio, los prejuicios…
- “Es que si le mimo demasiado se acostumbra”, pues que se acostumbre.
- “Si le cuido mucho le atonto”, que yo sepa, de cariño no se ha muerto nadie, al contrario.
- “Ahora no estoy yo para jueguecitos”, vaya no estás para algo tan importante, qué pena.
- “Es que este niño me saca de mis casillas”, igual tú ya estabas fuera de las casillas.
Paremos las prisas, dejemos a un lado las preocupaciones y sentémonos con nuestros hijos, a charlar, a contar chistes o a mirar las nubes, lo que sea con tal de estar con ellos y escuchar sus cosas, contarles las nuestras, hablarles de su familia, hacerles saber de dónde vienen, lo que nos gusta, cómo luchamos y qué pensamos de verdad.
Regalándoles nuestro tiempo, nuestra atención, nuestras historias y nuestra confianza les hacemos sentir especiales, queridos tal como son, importantes y capaces de vivir con fuerza.
Quiero traer aquí las bonitas palabras del premiado actor de la película Campeones, Jesús Vidal cuando recibió su Goya: “Yo sí quiero tener un hijo como yo, porque tengo unos padres como vosotros”. Eso es sentirse querido. Felicidades a esos papás tan estupendos por su labor.
Silvia Bautista. Psicóloga. Collado Villalba. Madrid.