/photos/449/449316975/9ff37a7eb7b34af9ab029daff3a253f0.jpg)
Publicado: 17 de Mayo de 2020
Estos días esperamos con ilusión el paso de nuestra ciudad a la siguiente fase. Estamos deseando recuperar, aunque sea un poco, nuestra vida anterior. Sin embargo, algunas personas sienten cierta inquietud o verdadero vértigo ante la posibilidad de abandonar lo que ha sido el refugio seguro de su casa. Son distintas formas de vivir la misma situación.
Te propongo un ejercicio en el arte de prestarte atención, de mirar cómo está tu estado de ánimo y cómo utilizas esa información para adaptarte a la situación que te toca vivir.
Primero recordar que tu estado de ánimo no es tu responsabilidad, pero permanecer en él sí lo es. Por ejemplo, cuando pasamos cerca de una panadería con horno, huele de maravilla, y nuestra mente reacciona rápidamente, haciéndonos sentir contentos. De la misma manera si estoy paseando en un bonito día de lluvia y un coche pasa cerca de mí a toda velocidad salpicándome, de manera automática voy a sentir enfado. Esas primeras reacciones de alegría o enfado son inmediatas, espontaneas. Permanecer en ellas todo el día ya es responsabilidad mía.
Os comparto una tabla donde se ve el camino que puede recorrer el estado de ánimo de cualquiera de nosotros. Dependiendo de si una situación se puede cambiar o no y si yo lo acepto o no.
Vemos en ella que puedo tener una sensación de resentimiento, echando pestes todo el día en una pura queja, cuando no puedo cambiar nada pero me niego a aceptarlo. O sentirme resignada sin hacer nada cuando podría hacerlo.
La aceptación serena, nos permite pensar de una manera creativa y confiada. Sacar una chispa que haga de motor de acción. Respirar un poco de aire.
Con frecuencia nos movemos de un estado a otro. Lo importante es mirar con detenimiento dónde estamos. Prestar atención, es el primer paso para aprender a vivir.
Silvia Bautista. Psicóloga. Collado Villalba. Madrid.