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Publicado: 1 de Febrero de 2020
Probablemente de la misma manera que nos tratan a nosotros las personas importantes. Probablemente de la forma que vemos tratarse entre sí a las personas que queremos. Probablemente como nos dicen que debemos hacerlo. ¿Quizá una mezcla de todo esto va configurando nuestra personalidad mientras crecemos? Probablemente sí.
Las personas que son importantes para nosotros nos van transmitiendo, a través de lo que nos cuentan y a través de lo que hacen, cómo es el mundo, qué hay que hacer para poder convivir con otros. A través de las palabras, demasiadas veces, los adultos nos mostramos estupendos, casi perfectos. De hecho los chicos nos cuentan: “ Nos pedís que hagamos cosas, que vosotros muchas veces no hacéis”. Son geniales, cómo nos miran desde la honestidad, desde la necesidad.
Y lo cierto es que se aprende a convivir, conviviendo. Pero hoy en las casas se convive poco, porque estamos en la hiperconectividad, casi parece que viviéramos en entornos virtuales. Cada uno mirando su dispositivo electrónico, sus redes, sus juegos, sus… Y lo hacemos todos, los adultos también.
Ellos, nuestros chicos, no son unos descerebrados. Cuando tienen la oportunidad de compartir tiempo con adultos de referencia, que les escuchen, que les abracen, ellos quedan encantados. Cuando se ven en entornos cuidados, en entornos agradables donde se les acoge y se les quiere…. Ellos reaccionan de una manera brillante.
Silvia Bautista. Psicóloga. Collado Villalba. Madrid.